Sigo aprovechando cualquier ocasión para cargar con el cuadricópero y volar.
Son pruebas para ver como se comporta, para ver el resultado a distintas alturas, resoluciones, con más o menos viento.
La verdad es que es divertido, emocionante. Es sorprendente ver desde alli arriba
y poco a poco acostumbrarme al vuelo de inmersión.
Estas, imágenes fresquitas del verano.
un sábado cualquiera en Daimiel.
En está ocasión de vuelta de Toledo no pude resistir el luchar con los molinos.
Divertido y tenso la vez. Alli arriba soplaba el viento.
Otras veces no me pìlla "de paso". Convenzo a Cruces, le dejo las gafas y le dejo que me guie. Siempre dice, más , acércate más, sigue más, más alto. Menos mal que no le hago caso, que luego hay que volver y volver entero. jajaja